La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud Pública (MSP) recomiendan la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más, según lo decida la madre y la familia.
Luego del primer año de vida el niño ya puede ser alimentado con leche entera de vaca (no descremada). Al respecto, la SUP ve con preocupación la falta de ingesta láctea de nuestros niños mayores de 1 año, quizá debido a factores culturales o información discutible sobre la alimentación en esa etapa de la vida.
Se observa sobre este tema que, muchas veces, se sustituye el uso de leche entera por jugos azucarados con calcio, bebidas vegetales y leche sin lactosa. Pero hay que tener presente que la leche de vaca es un excelente alimento, que aporta proteínas de alto valor biológico, lípidos e hidratos de carbono, lactosa y minerales (calcio) entre otros, siendo este un micronutriente esencial para la salud ósea y para el metabolismo fosfocálcico en todo el ciclo vital.
Nuestro país es un importante productor de leche, por lo tanto, para la mayoría de la población, tiende a ser fácil acceder a este alimento, tanto por su disponibilidad como por su costo. Así que es importante subrayar, desde nuestra posición, que los productos lácteos (leche y derivados) deben estar presentes en la alimentación diaria.
El niño hasta los 9 años debe recibir dos tazas de leche entera al día o reemplazar cada porción por un derivado (quesos y/o yogures). Y de los 9 años en adelante, debe recibir tres tazas de leche entera en cada jornada.
Se recomienda a los padres también usar leche entera para preparar comidas en casa (salsas, cremas, postres). La leche deslactosada debe ser usada en determinadas situaciones, por lo general de forma transitoria para los niños y adolescentes y de acuerdo con la indicación de los médicos.
La importancia de la lactosa presente en la leche es esencial para facilitar la absorción de calcio. Las leches uruguayas son de excelente calidad, ya que provienen de animales que en su mayoría fueron alimentados en pradera, con lo cual el tenor de las grasas es diferente de los animales que se alimentan con ración.
Hay evidencia científica muy reciente y sólida que avala la inocuidad de las grasas lácteas con respecto a las enfermedades crónicas del adulto (obesidad, diabetes, hipertensión arterial). En tanto, la leche de vaca tiene escaso hierro, micronutriente esencial para el crecimiento y desarrollo, y se recomienda el uso de leche de vaca enriquecida, o suplementada con hierro.
Comisión Directiva
Sociedad Uruguaya de Pediatría
Fuente: FEPALE