Lunes 18 de junio de 2018. Reunión de la Mesa Lechera, donde arreciaban las críticas de las entidades agropecuarias porque los tambos cerraban y los productores perdían plata produciendo. Desde la Secretaría de Agroindustria se presentó una herramienta salvadora: Mercado Lácteo.
La gacetilla oficial la definió como “una plataforma que permite vincular los tambos con las industrias lácteas, para transparentar y facilitar la negociación de la leche cruda”.
El titular del organismo, Luis Miguel Etchevehere, festejó el desarrollo realizado por el área que comandaba su director nacional de Lechería, Alejandro Sammartino, y con el cual se esperaba romper una supuesta cartelización de la industria láctea a la hora de pelear por la materia prima. “Esto se enmarca dentro de nuestros objetivos centrales, ya que con esta herramientas fomentamos la competitividad del sector para ayudarlo a posicionarse de mejor manera en los mercados tanto internos como externos”, dijo Etchevehere.
Pero nada sucedió. El famoso Mercado Lácteo jamás funcionó. Puro chamuyo.
12 de noviembre de 2018. La crisis de la lechería había llegado a extremos inimaginables: Llevaba dos años y los tambos caían como moscas. Pero el gobierno de Mauricio Macri seguía negándose a arbitrar entre los productores y la industria. Que el mercado decida. Culposa, de todos modos, la Secretaría de Agroindustria anunció el lanzamiento de un Mercado de Futuro para la actividad láctea.
Decía la gacetilla oficial: “Esta herramienta facilitará al productor y a la industria cubrirse de las posibles variaciones futuras del mercado”. Nuevamente aparecía la mano del director Sammartino detrás de la medida, que requirió que los mercados de futuros unificados, el Matba y el Rofex, dispusieran de sus mejores técnicos para concebir una posición que pudiera ser negociada a término por productores e industriales.
“Esto sin dudas es una posibilidad de generar empleo, de potenciar el arraigo rural, y de ingresar nuevas divisas por parte del sector”, exageró Etchevehere en esa segunda presentación.
El mercado de futuros de la leche arrancó a funcionar a las pocas semanas con mucha timidez, pues durante el verano se abrieron solo algunos contratos que sirvieron para fijar cierto precio de referencia. Pero no sucedió mucho más, porque al calor de una fuerte recuperación de los precios reales de la leche en el mercado físico (debido a una caída del 10% en la oferta y en el marco de evidentes faltantes de leche fluida en las góndolas) los operadores ni siquiera hicieron uso de esa herramienta.
En las últimas semanas, sin posiciones abiertas, el mercado de futuros de la leche dejó de figurar en las páginas del Matba/Rofex porque ya ni siquiera tiene precio de ajuste. No hay operaciones que mostrar. Desde esos mercados se aclaró que la opción sigue estando disponible, pero también dijeron que en los próximos días mantendrán nuevas reuniones con el actor privado para analizar cómo mejorar esa cobertura de precios que nació medio verde, forzada por la necesidad de la política. Y del relato.
Puro chamuyo. Otro fiasco de la gestión lechera.
Este sábado, en declaraciones a Radio Continental, el jefe de Gabinete de Agroindustria, Santiago del Solar, evaluó la situación del sector lechero y dijo que “la foto de hoy es muy buena. Las cosas han mejorado mucho y los precios vienen traccionando muy bien desde enero hasta la fecha”. En rigor, según los datos oficiales los precios pagados al productor han subido 100% desde el año pasado y a partir de marzo los tambos han vuelto a tener cierta rentabilidad luego de casi dos años de sufrir pérdidas. Disfrutan de un par de meses de bonanza los tambos que sobrevivieron.
Bienvenido sea.
Que no se le ocurra declarar ahora a Sammartino o a Etchevehere que este ha sido mérito de su gestión. Solo eso pedimos. Es que nos hacen acordar mucho a los funcionarios kirchneristas que inventaban medidas solo para los diarios y después no se hacían cargo de los malos resultados. Trigo plus, retenciones segmentadas, seguros multirresgo. Hay tanto que recordar…
Tanto relato agota. Resulta un insulto para la gente que en las buenas y en las malas ha seguido produciendo leche, a pesar de tanto chamuyo y de tanto funcionario ineficiente. Y mejor no pensar qué significaron estos anuncios fallidos para aquellos productores que no pudieron seguir con su tambos abiertos.
Fuente: Bichos de Campo