Desde 2001, por iniciativa de la FAO, esta fecha tiene por objetivo celebrar y aumentar la conciencia sobre la importancia de consumir leche.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) instauró el 1 de junio con el Día Mundial de la Leche.
Desde 2001 esta fecha tiene como objetivo celebrar y aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la leche y los productos lácteos en la nutrición y la economía en todo el mundo.
La leche y los productos lácteos son alimentos ricos en nutrientes que suministran energía y posee cantidades significativas de proteínas y micronutrientes, que son esenciales para reducir el hambre y la desnutrición, especialmente entre los más vulnerables.
- Un vaso de leche (200 ml) aporta aproximadamente un 30% de la dosis diaria de Calcio recomendado, nutriente que ayuda a formar y mantener huesos y dientes fuertes, además de su rol en la función nerviosa, en la contracción de los músculos y la mantención de la presión arterial normal.
- Aporta además un porcentaje importante de las recomendaciones diarias de otros nutrientes fundamentales como el Potasio (11%), necesario para el tono y contracción de los músculos, Fósforo (20%), nutriente que ayuda a fortalecer los huesos y genera energía en las células del cuerpo; y aproximadamente un 15% del requerimiento diario de proteínas de alto valor biológico, nutrientes necesarios para la formación de la estructura de nuestras células.
- Provee al organismo además Vitamina D, Vitamina A, Vitamina B12 y otras vitaminas del complejo B (B2 y Niacina), Yodo, Zinc, Magnesio y otros nutrientes.
- La leche además interviene en la prevención de afecciones dentarias y bucales, ayuda a conciliar el sueño, es importante en la hidratación y participa en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, hipertensión, trastornos cardiovasculares).
- Se ha establecido la recomendación de una ingesta de por lo menos tres porciones de lácteos por día siendo de especial importancia la incorporación del hábito del consumo de leche y derivados lácteos en los niños (luego de la lactancia materna), para obtener los beneficios que este alimento ofrece, además de crear el hábito de una alimentación saludable por el resto de sus vidas y que se trasmitirá de generación en generación.